Otro dilema liberal. Recientemente se ha tomado la medida de limitar a una cantidad relativamente pequeña (máximo 2.500 euros) las operaciones en efectivo permitidas. La primera reacción de algunos liberales fue decir que eso limitaba la libertad y que suponía un "corralito." Ciertamente así es, pero podríamos poner dos tipos de casos en los que opera la limitación. Caso A: Alquien quiere hacer un viaje y considera que el efectivo es la forma más fácil de tener disponible. Caso B: Alguien quiere llevar unos cuantos maletines con dinero a los concejales corruptos de turno.
En medios de pago alternativos al efectivo estamos relativamente avanzados en cuanto a diseño de los medios y se puede poner alguna pega en cuanto al grado de desarrollo de los mismos. Por ejemplo, lugares donde no aceptan tarjetas de crédito o incluso quieren cobrar más por el pago con las mismas. Con todo, creo que el balance, teniendo en cuanta su mayor seguridad, se decantará por los nuevos medios de pago en un futuro próximo, como ocurre en otros países.
Así pues, ¿es razonable el límite impuesto? Pues puede que no, que perfectamente podría haber sido de el doble, a los efectos de limitar las corruptelas con efectivo (caso B), sin perjudicar los legítimos usuarios (caso A).